Madera sobre Florencia -Monte Senario- 817 mt. sobre el nivel del mar
Cap. 6 NAFIS Y LOS BOSQUES PERDIDOS
Ilustrado por Sara Panicci
Nafis nunca había sido muy madrugador y, por las noches, antes de conocer a su amigo Silencio, nunca sedormía pronto, es más, le costaba mucho dormirse, ya fuera por la sensación de total falta de sueño o por laagitación del tipo de vida que había impuesto la sociedad moderna, repleto de compromisos que, a menudo,no son importantes. Era el periodo triste de su vida, el de la niebla, el smog, la falta de sentido que veía en lascosas y en las personas. Desde que había vuelto a vivir en la casa de la abuela, en un pueblecito antiguo en lo alto de una colina, yhabía conocido a su amigo Silencio, las cosas habían cambiado. Aprendió que necesitamos el silencio tanto como el aire, igual que las plantas necesitan luz. Resulta paradójico, reflexionaba Nafis: “sin el silencio, nuestramente se llena de pensamientos desordenados y ya no queda espacio para nosotros”. Frente a su cama, había una puerta ventana más allá de la cual se divisaba un gran valle rodeado de bosques y a lo lejos se entreveían las montañas, que para él eran el verdadero sentido de la belleza del mundo, de la grandeza, la distancia y la cercanía, unidas a él por inmensos valles verdes y ríos, cuya agua al correr lo unía todo y suavizaba todas las aristas. Por la noche, gracias a su amigo Silencio, se dormía mucho antes de lo acostumbrado y sus sueños eranestimulantes e interesantes: unas veces, soñaba con valles nevados, otras, con amigos que le hablaban maravillados de una naturaleza como nunca se había visto. Eran sueños inauditos y sublimes que revelabanmuchas cosas de sí mismo y de la vida, de la amistad y la empatía, cosas que antes no podía imaginar. Al amanecer, su mente empezaba a mostrar los pri- meros signos de vida junto a la naturaleza. Y era con ellacon la que Nafis se despertaba suavemente, junto al despertar de la naturaleza, un misterio que ahora se ledesvelaba. Empezó a escuchar algo. Poco a poco, comenzaba un gran concierto interpretado de forma impetuosa por una increíble orquesta, la delos pajaritos que cantaban en los bosques del valle que había delante de su ventana. Cientos de pajaritos queempezaban poco a poco a gorjear y él comenzaba a despertarse. En su mente se abrían de repente lasventanitas creadas por pensamientos mezclados con sueños, combinados con interrogantes de colores y no podía quedarse dormido ante semejante espectáculo. Cantaban todos a millares al mismo tiempo en un concierto extraordinario, indescriptible e inmenso, un potenteestruendo de cantos que hasta parecía mover el aire fresco de la mañana con su vibración, un sonido de increíbles notas cruzadas entre sí. Aunque se halla- ba en las profundidades del sueño de las cinco de la mañana, Nafis no podía dejar escapar aquel lenguaje secreto que siempre había buscado en todas las cosas y que ahora de repente tenía ante sí. Él, que siempre se había dicho que quien consigue escuchar el lenguaje secreto oye la “música” de la naturaleza, quien logra verlo ve la “belleza”. Los pajaritos, cada uno con un pequeño e importante papel como miembro de la orquesta, emitían juntos unsonido increíble, casi ensordecedor, pero maravilloso e impetuoso. Era el pulmón de los bosques que explotabaen los sonidos y en los cantos de los buenos días al mundo y a su amanecer. Un concierto portentoso que se repetía de manera cíclica todas las mañanas al amanecer durante diez o veinte minutos. Tal vez Nafis debía salircorriendo enseguida... En efecto, no entendía por qué se le presentaba y lo despertaba solo una o dos veces al año. Era un misterio. Se preguntaba por qué no ocurría todas las mañanas. ¿Tal vez al estar dormido no lo oía? ¿Qué es lo que llevaba a la naturaleza a resonar tan fuerte que lo despertaba? ¿Quizás ese día había descansado suficiente y se despertaba? ¡Pero le resultaba extraño! ¿O ese único día del año tenía algo especial, un misterio ancestral de la naturaleza? Hacía tiempo que la primavera había comenzado, así que no podía ser que la estuvieran saludando. Nafis pensó que aquella noche había habido luna llena y la naturaleza había bailado debajo de ella. Después de bailar toda la noche para después dormir dos horas y explotar al amanecer. Sí, tenía que ser eso. La explosión radiante de la vida de la naturaleza con su fuerza para poder observarse a sí misma y para celebrarse, despertándose pronto después de una noche de ritos para recibir al amanecer del mundo. Un ritoraro, un mecanismo que todos los seres percibían al unísono y que llevaban a la práctica todos juntos al mismo tiempo. ¿Pero quién empezaba? ¿Un solo jilguero, una abubilla con un canto especial, un lobo en la lejanía? ”¿Quién?“ Se preguntaba Nafis. La respuesta la daba ella misma, era la naturaleza que anunciaba a todos su existencia, sin modestia alguna, a todos los seres. Incluso al hombre de la época industrial, que tenía miedo de sí mismo, de verse pordentro, de bailar libre, que soñaba solo fuera de sí mismo, que ve como alucinado solo bienes materiales y poreso es neurótico, que ya vivía fuera de esa naturaleza que le permitiría el contacto con la inmensidad y después consigo mismo. ¡Pero ese hombre no escuchaba nada de aquella orquesta mágica e impetuosa! Tenía miedo de la belleza y al final la atacaba, una belleza que no le convencía. El hombre, paradoja humana, que con suinteligencia no comprendía la simplicidad de la belleza, sino que la rechazaba y buscaba en cosas inútiles una belleza que ya no despertaba su mundo interior, un hombre que no la aprovechaba nunca en la vida, desconfiabade ella y la atacaba. Pero aquellos cientos de pajaritos tenían fuerza, sorprendían al mundo y si querían sorprender por turnoaquella mañana con su sagrado saludo al amanecer, que quizás tenía lugar una vez al año, una vez al mes otodas las mañanas… ¡era un misterio para Nafis! Luego, después de unos veinte minutos de concierto, el increíble sonido colectivo con la luna como directora de la orquesta y acompañada por un sol cauto que aso- maba la cabeza, se atenuaba. La luna se retiraba con granpaz y modestia al bajar de aquel inmenso telón.
El nuevo director de la orquesta, alzando la cabeza y llevando su luz, parecía bajar las manos encima de losmúsicos de la noche, dirigidos por la luna, acaricián- dolos suavemente, y estos fueron bajando el volumen hastacasi poner fin al concierto. A esa hora, los lobos estaban en silencio, unos cuan- tos pajaritos aquí y allá seguían gorjeando alguna notapara recordar que el espectáculo que acababa de ter- minar solo era un pequeño aperitivo de la sinfonía de lanaturaleza, que se repetía incesantemente en días cíclicos del año previamente establecidos. Era un saludo continuo a los recién nacidos, a los nuevos enamora- dos, a las nuevas plantas, flores y fibras que vibrabantambién para los seres más pequeños y para sí mismas, a los nuevos insectos, abejas, mariquitas y mariposasque vivían la naturaleza en una hoja o en una gota de rocío, con las antenas alzadas contemplando la vida,compuesta por una multitud infinita de elementos... Era todo un misterio fascinante, un secreto, una au- téntica charada orquestada para una platea universal. Los días pasaban y Nafis y sus amigos estaban cada vez másinmersos en sus nuevas sensaciones y reflexiones, en su misión, en su recorrido. Sentían la importancia de seguir adelante, habían adquirido de la naturaleza grandes conocimientos, fuerza y determinación, pero el camino también era muy ex- tenuante. Así, Nafis, para darles a sus amigos descanso y nuevas fuerzas para combatir, les propuso ir a un bosque ensombra a dar un paseo. A través de un precioso sende- ro oculto para la mayoría, excavado en muros de tobamilenarios en lo alto de los cuales sobresalían árboles muy elevados, llegaron a la cumbre de una colina y seencontraron ante un paisaje impresionante desde donde se podían admirar valles hasta donde alcanza la vista.Se sentaron en círculo y Nafis les hablo de la Silvo- terapia: —¿Sabéis una cosa? Hay una práctica que tiene anti- guos orígenes celtas —dijo—, que nos enseña a usar la energía positiva de las plantas. Los sacerdotes de magias nórdicas que procedían de los bosques la prac-ticaban recibiendo un alivio inmediato en el cuerpo y en el alma. También hoy podemos practicar la Silvoterapia, no hace falta buscar ningún viejo sacerdote celta. Paraescapar del frenesí y la tristeza provocaba por la vida en nuestras ciudades, basta ir a un bosque, como hoyhemos hechos nosotros. Caminando entre los árboles junto a nuestro amigo Silencio, disfrutando de los co- lores,los olores, los sonidos, liberando todos nuestros sentidos, la sensación de bienestar es inmediata. Al ver a sus amigos tan interesados, Nafis añadió: —Además, en los países nórdicos existe la cultura de abrazar los árboles. Se apoya la espalda en el tronco de un árbol, se pone la palma de la mano derecha en el plexo solar o la boca del estómago y el dorso de la manoizquierda en contacto con los riñones, de modo que la palma toque el tronco. Luego se hacen respira- cioneslentas y profundas. Cuando abrazas un árbol lo sientes primero en los dedos, después en las piernas y en el pecho, y, por último, en la cabeza, con una maravillosa sensación de bienestar. Nafis siguió con su historia, se sentía especialmente inspirado porque la energía de los árboles que lo rodeaban se había apoderado de él: —¿Sabíais que las plantas emiten sonidos? O, mejor dicho, producen diferentes emisiones de señales quese transforman en sonidos ¡y esto demuestra que las plantas están vivas! ¡La vida de los organismos vegetales tiene formas de comunicación e interacción sorprendentes! Los árboles cantan, las plantas se intercambian re- galos, las semillas toman decisiones. Por ejemplo, deciden si y cuando germinar, las raíces dan alarmas y crean vínculos entre las diferentes especies. Lo dicen los botánicos que estudian la vida secreta de las plantas. La vida vegetal se percibe viviendo algún tiempo entre los árboles. Estos no se mueven, pero van cambiando lentamente de forma. Aunque no piensan, son seres sociales. El lenguaje de las plantas es químico, no verbalcomo el nuestro, pero igual de eficaz. Debajo de los bosques, hay un tejido muy denso de interacciones radicales que permite el paso de molécu- lasútiles entre especies diferentes. Las plantas envían mensajes seductores a los polinizadores, pagándoles suservicio con néctar y usan sustancias repelentes para mantener lejos a los predadores. Si algunas plan- tascaptan alguna señal de alarma, avisan a las otras. Por ejemplo, las coníferas a veces crean vínculos conmicroorganismos y, cuando hay sequedad, emiten soni- dos por medio de un fenómeno físico relacionado con elmovimiento de los fluidos. Es la música de los árboles. En muchísimas culturas de todo el mundo, se utiliza la energía que nos dan las plantas. El yoga enseña a mantener el cuerpo en la posición del árbol que nos hace sentir el contacto de los pies con elsuelo hasta llegar a percibir la expansión de los pensamientos a nuestro alrededor, como la copa y las frondas deun árbol.
Los nativos americanos decían: “Quédate inmóvil e imita a los árboles para observar lo que está creciendo en tuBosque”. Los árboles con su larga vida y su historia, con todo lo que han visto y han respirado, con su fuerza, su calma ysus raíces, nos transmiten parte de ellos. De esta forma, los antiguos misterios de la naturaleza estarán de nuevo dentro de nosotros y nuestra sensación de ser animales libres será total, algo que también desea intensamente la naturaleza. Libres para soñar y volar por todas partes a través de una nueva e inesperada energía y unamente sin pensamientos tóxicos. Los árboles tienen un papel esencial en nuestra vida así como en nuestros países y ciudades, donde políticosincompetentes los mandan cortar por motivos incomprensibles. Son nuestros pulmones, importantes también para mitigar las temperaturas en la ciudad y no podemos olvidarnos de ellos porque son riqueza y una fuente debienestar. Entonces Nafis se puso serio. Un pensamiento negativo se apoderó de su mente. Ellos estaban allí, en aquelbosque encantador, inmersos en su energía. Pero, en cualquier lugar, en todas las partes del mundo, había en funcionamiento excavadoras y motosierras en un continuo ir y venir de camiones cargados de enormes troncos, a los que habían arrancado de su vida, pri- vando a miles de animales de hogar y a nosotros deoxígeno. Todo ello para dejar espacio a monocultivos, pastos o plantaciones, ignorando el valor de lo que estabandestruyendo, con la única intención de obtener benefi- cios económicos. Nafis era cada vez más consciente de que todas las personas se tenían que rebelar ante la deforestación. —El hombre está sordo, los poderosos del mundo que crean destrucción están sordos, solo piensan enenriquecerse—dijo, con un velo de desaliento en los ojos—. Los grandes productores viven en sus lujosasmansiones sin preocuparse del daño que le hacen al mundo. No basta con los cambios climáticos, el hielo que se derrite, las imágenes de osos tristes y debili- tados, confinados en pequeños trozos de hielo y que ya no tienen comida. Enormes zonas de continentes como Australia y Brasil quemadas, con miles de animales muertos, incrédulos, canguros que ya no saltan, inmóviles con el hocico hacia abajo, atónitos al ver su tierratambién muerta, en lo que era una selva y ahora es solo una estepa quemada. El hombre no se detiene...
Los amigos comprendieron que el tema del que estaba hablando Nafis era importante y prestaron másatención. Nafis continuó con sus reflexiones: —Me preguntaréis qué podemos hacer nosotros, que no somos más que muchachos. Me lo he preguntadoyo también y la respuesta es que tenemos que iniciar un proceso de cambio a partir de nuestras decisionesdiarias. Para empezar a cambiar hay que comenzar por nuestro sistema de producción y distribución de losbienes, pero también de nuestra forma de adquirir bienes de consumo. Lo único que nosotros podemos haceres comprar menos. Cambiando nuestra forma de comprar, pero también la elección de los bienes que consideramos de primeranecesidad, incluida la comida, podemos llegar a cambiar todo el sistema de producción. ¡El sistema actual es el principal artífice de la inminente ruina definitiva de nuestro planeta! Nafis seguía hablando más y más mientras sus amigos lo escuchaban sin perderse ni una sílaba por el tonocon el que les estaba contando las cosas, que solo habían oído en pocas ocasiones en algún programa de la televisión, aunque no tenían la vitalidad de las palabras de su amigo, que hablaba animado por el cono cimiento, la verdad y la voluntad. Por el contrario, los programas trataban los problemas como si fueran historias de entretenimiento y fantasía,como algo que se pudiera afrontar tranquilamente en el futuro, tal vez por las nuevas generaciones que severían obligadas a ocuparse de ellos. Nafis explicó a sus amigos: —¿Sabéis cuál es el pulmón más grande de la Tierra? Es el bosque tropical. Se extiende en una superficie demás de 6 millones de quilómetros cuadrados, en la zona de clima tropical donde la biodiversidad vegetal y animales máxima, pero se halla en riesgo de ser des- truida definitivamente. Desde hace ya muchos años, es víctima de una feroz deforestación, sobre todo desde que llegó al poder el último presidente de Brasil, que ha competido con el que era el peor, el presidente de los Estados Unidos de la era moderna más nefasto de todos, más incluso que el que exterminó pueblos con armas nucleares. Las previsiones científicas indican que, dentro de quince años, la Amazonia pasará de ser el mayor productor de oxígeno al mayor emisor de anhídrido car- bónico. Este desastre es el resultado de las acciones políticas delpresidente de Brasil con su salvoconducto a las industrias mineras y agroalimentarias, ante los ojos indiferentes de todos los jefes de Estado del mundo y de las propias Naciones Unidas. Los jefes de Estado de los países más influyentes deberían tener en cuenta el papel esencial que ha jugado laselva amazónica en el equilibrio del planeta. Hemos asistido a través de todos los medios televisivos a unaimpresionante serie de incendios provocados que han devastado el mayor bosque tropical del mundo, con elúnico fin de aprovechar el suelo con sistemas de explotación intensiva extremadamente dañinos. Según los sistemas de GPS, la pérdida de bosque tropical ha crecido en los tres primeros meses de esteaño en un 51 % respecto al año anterior. Si seguimos en esta dirección y sin una intervención de los Estados,las consecuencias para el planeta serán catastróficas. Si no se interviene, la Amazonia se convertirá en unazona enorme destinada a los monocultivos de soja, a los pastos para el ganado y a los sistemas de explota- ciónintensiva. Y los científicos se están preguntando por el “punto de no retorno”, un punto más allá del cual no sepodrá hacer nada con la consiguiente se- quedad, ascenso de las temperaturas y aumento de la concentraciónde los gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Si tenemos menos árboles, habrá más anhídrido carbónico en la atmósfera y, de este modo, la espiral ne-gativa seguirá autoalimentándose. También en el caso de los casquetes polares se habla de punto de no retorno. Todo está relacionado. El aumento de las temperaturas provoca la fundición de los hielos con la consiguiente crecida del nivel del mar. Pero ¿adónde pensáis que irá a parar todo ese ex- ceso de agua? A recubrir las costas de todos los países, loque provocará catastróficas inundaciones. Para evitar la catástrofe, es necesario bloquear la deforestación y empezar a reforestar cuanto antes,devolverle a la naturaleza lo que le hemos quitado de manera brutal. Nafis pidió a sus amigos que pensaran en la belleza que experimentaban mientras iban juntos por el bos- que, cuando al alzar los ojos veían los grandes troncos altísimos con sus copas que acariciaban las nubes, mientras los rayos de sol rebeldes se filtraban entre los miles de hojas de colores, asumiendo el aspecto de lanzas de arcoíris que iluminaban los ojos de algunos de ellos, haciéndoles soñar y no pensar en nada más. Despué sabrazar los troncos, quedarse así durante un rato, dejar de ser esclavos de las cosas y serlo de sus sentidos conun nuevo enfoque sensorial en la naturaleza. Era preciso conocer realmente el mundo, verlo inmersos en él, contemplarlo, sentirlo, respirarlo y olerlo. Esto lo decía el poeta inglés George Byron, que amaba los bosques y la naturaleza, y obtenía de ella rique- za einspiración. Después de estas reflexiones en voz alta, Nafis pensaba mientras sus amigos lo observaban y parecía queestaban pensando con él, sin que ninguno comprendiese de quién partían todas aquellas intuiciones elaboradas,que les daban a todos una gran fuerza y determinación para seguir el camino iniciado. Tras un rato en el quetodos se quedaron absortos, envueltos por su amigo Silencio, Nafis tomó la palabra y dijo a los demás: —Porque la verdadera cultura de cada uno de noso- tros no depende solo de lo que se aprende en la escuela, aunque todas las personas que disfrutan estudiando deben hacerlo si es lo que les apetece. Esencialmente,depende de lo que conseguimos que nos inspire, lo que logramos escuchar nosotros mismos con la ayuda de la voz de la naturaleza, con su gran estímulo que nos lleva a comprendernos a nosotros mismos, nuestros deseos, nuestra fantasía y nuestra fuerza, la capacidad de estar en sintonía con su sinfonía. Una gran sinfonía deimágenes, colores, ocasos, olores y sonidos que, apesar de ser una fuerza portentosa, resulta insuficiente.
Tenemos que divulgar al máximo nuestras ideas para proteger semejante tesoro, dada la enorme dificultad de estar con personas a las que tenemos que explicar qué es el mar, cuando ellas al mirarlo solo ven agua.
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